La diabetes mellitus no es una afección única, sino un síndrome dentro del cual deben individualizarse di- ferentes entidades nosológicas cuyo nexo común es la hipoglucemia y, a menudo aunque no siempre, la existencia de complicaciones. Con todas estas reser- vas, la diabetes podría definirse como un trastorno crónico de base genética caracterizado por dos tipos de manifestaciones:

  1. a)  un síndrome metabólico consistente en hipergluce- mia, glucosuria, polifagia, polidipsia, poliuria y alte- raciones en el metabolismo de los lípidos y de las proteínas, como consecuencia de un déficit absolu- to o relativo en la acción de la insulina,
  2. b)  un síndrome vascular que puede ser macro o mi- croangiopático y que afecta a todos los órganos pe- ro en especial a corazón, circulación cerebral, riño- nes y retina(25). La clasificación general de la diabetes en la práctica clínica incluye dos grandes categorías: Tipo I y Tipo II.

I. Diabetes juvenil o diabetes mellitus insulinodependiente (DMID), o diabetes tipo I

Se caracteriza por afectar a pacientes habitual- mente antes de los 30 años, aunque puede aparecer a cualquier edad, tener un inicio relativamente brus- co, tender a la cetosis y ser rápidamente subsidiaria de insulina. La patogenia de este tipo de diabetes inclu- ye una predisposición genética conferida por genes diabetógenos situados en el brazo corto del cromo- soma 6, cerca de la región donde se sitúa el gen HLA (antígeno leucocitario humano). Este compo- nente hereditario es una de las condiciones para que se desencadene una diabetes tipo I, para lo que es necesaria la actuación de un factor externo sobre el paciente predispuesto genéticamente. Este factor puede ser una infección vírica o una toxina química, que actúe en el momento oportuno produciendo una enfermedad autoinmune que produce una des- trucción de las células b de los islotes pancreáticos(26).

II. Diabetes del adulto o diabetes mellitus no insulinodependiente (DMNID) o diabetes tipo II

Incide (90% de los casos) en pacientes habi- tualmente mayores de 40 años y frecuentemente obesos. Su presentación es a menudo solapada y puede controlarse con dieta sola durante largo tiem- po, no requiriendo en general insulina. En la mayor parte de los casos de diabetes tipo II subyacen fac- tores genéticos. Se cree que se hereda la susceptibili- dad a la enfermedad, siendo necesaria la presencia de factores ambientales que pueden desempeñar un papel importante en la aparición de la enfermedad, ta- les como obesidad, dieta, actividad física, estrés. Mientras que los pacientes con DMID son absolu- tamente deficitarios de insulina, los individuos con DMNID no lo son necesariamente, y en general su hiperglucemia es la consecuencia de cantidades in- suficientes de insulina.

La demostración de que el individuo diabético normaliza su trastorno mediante la inyección de in- sulina exógena parecía permitir asegurar que el pro- blema básico en este síndrome era la insulinopenia, suponiéndose que ésta era absoluta en la diabetes ju- venil y relativa en la del adulto. Sin embargo, una am- plia serie de estudios ha permitido hallazgos que ha- cen pensar que tener diabetes no es ni mucho menos equivalente a no tener insulina.

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